14/4/20

CONFINAMIENTO Y VIDA VIRTUAL

Ana Ruiz de Eguilaz, Ruiz de Eguilaz Lodosa, Grafología, COVID
Fuente : Piqsels


Hola,

tras mucho tiempo inactiva, me pongo manos a la obra.

No diré que somos muchos, sino todos, los que nos hayamos en cierto modo encerrados en nuestras viviendas por un motivo de supervivencia, de cuidado de nuestros semejantes, de evitar el propio contagio y el ajeno.

Al principio nos lo hemos tomado como un descanso, ocupando nuestro tiempo en diferentes actividades y tal vez, muchos, de manera frenética en la creencia de que no iba a durar. En un intento, como en un duelo, de negación de la verdad.

Poco a poco nos hemos adaptado a las relaciones virtuales mediante video conferencias, tanto con nuestras familias como con nuestros amigos, y los "más afortunados", teletrabajando.

Pero ha de llegar un momento, como en todo duelo, de que nos topemos con la realidad, no vale negarla siempre, y la realidad es que hay gente que está sufriendo una enfermedad con un pronóstico tan imprevisible como temido, unos recuperándose sin saber a ciencia cierta si ya están inmunizados o pueden recaer, otros, menos afortunados, yéndose en la más absoluta soledad, sin siquiera un responso para su partida. Sus familias sin el arropo de los suyos, sin un abrazo de aliento, sin un beso reconfortante. 

Está bien no deprimirse ni verlo todo oscuro, pero tampoco es conveniente la huída, lo que está sucediendo, de puertas adentro en hospitales y en muchos hogares (vecinos, conocidos, amigos, etc) es real, es doloroso, y debe llegar un momento en que deberemos digerirlo para poder continuar, y si es posible, sacar un aprendizaje.

Si este confinamiento algo nos está enseñando es a priorizar, a valorar también lo que verdaderamente es valioso, poco a poco nos vamos dando cuenta de lo que sí es importante y lo que es superficial.

Debe enseñarnos también a focalizar nuestra existencia, ¿qué pintamos en este mundo y cuan frágil es la vida? Ver que lo que dábamos por sentado y por seguro no está asegurado.

Vivíamos en un escaparate, generando envidias y buscando "likes", en el que casi nada era real pero no nos importaba creerlo, queríamos imitar a otros y reafirmarnos de esta manera. "Vivíamos para afuera."

A medida que avanzamos en el tiempo, a medida en que vemos que el túnel es más largo de lo que pensábamos nos forzamos a mantenernos en un estado de alegría. No creo que debamos hacerlo, no estoy diciendo que debamos entrar en un estado de depresión y tristeza constante, pero si debemos pisar tierra y entender que esto va a durar. Que tendremos que aprender a vivir de otra manera. Es momento de practicar la empatía, de cuestionar el camino por el que caminábamos e incluso de modificar nuestra escala de valores. Es momento de "mirar hacia adentro", de preguntarnos qué vamos a hacer después y qué vamos a cambiar.

Debemos entender que va a haber un antes y un después, y como una vez me dijo una anciana, dejar de posponer lo que realmente queremos. 

Quedarnos en la superficie ya no basta, los mantras ya no funcionan, poco a poco, cada vez emergen más iniciativas solidarias, más personas se adaptan a la incertidumbre. Buscamos conectarnos con los que nos hace sentir de verdad, con lo que perdura, y menos con gratificaciones inmediatas y volátiles que no permanenecen sino segundos en el tiempo.


Tengo abierto el apartado de comentarios, si alguien desea aportar nuevas ideas estaré encantada de leerlas, quien quiera hacer cualquier tipo de consulta, podrá igualmente hacerlo y desde mi perspectiva y mi experiencia le daré respuesta, si la tengo. 

Estamos en el mismo barco, en medio de una tormenta, rememos juntos en busca de tierra. 

Saludos, un abrazo y gracias, gracias, gracias por leerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres hacer un comentario?