2/5/20

Un cuento budista.


Hace muchos, muchos años se cruzó en mi camino ( o tal vez, me cruzara yo) una persona que hizo que todas mis creencias, que los cimientos en que asentaba mi vida se tambalearan. Abrió mi mente y esto mi modo de ver la vida.

Me contó esta historia que ha vuelto a mi memoria en este distópico momento en que  nos toca vivir. En estas extrañas circunstancias en que vemos paralizada nuestra vida y suprimida nuestra natural libertad con que todos nacemos y que poco a poco vamos cediendo más por miedo que por ningun otro motivo.

Dice así :

Pusieron a tres hombres frente a un cañon. Les dijeron que debían cruzarlo hasta un valle. Antes les advirtieron de que lo tendrían que atravesar uno a uno y que en él vivía un monstruo que intentaría atraparlos. Que si les cogía tendrían que irse con él.

Comenzó el primer hombre adentrándose. Iba mirando hacia atrás, a los costados, temeroso de darse con el mostruo, caminaba lentamente y con mucho miedo mientras el siniestro ser le observaba sin dejarse ver. Había llegado a la mitad del camino, sudoroso y temblando, cuando  el monstruo se abalanzó sobre él desde lo alto de una roca llevándoselo.

Entró el segundo hombre, que sin mirar tras él, ni hacia ningún lado comenzó a correr intentando alcanzar el final del camino. Como con el primero, el monstruo no le perdía pista. Cuando agotado  cayó al suelo lo tomó en brazos llevándoselo también.

Tocó el turno al último de los tres. El hombre comenzó su camino, deleitandose en cada tramo, disfrutando del paisaje, de la luz. Se detuvo un instante para tomar una piedra del suelo que le pareció hermosa y poderla contempar bien. El monstruo lo observaba extrañado. Se decía que si aquel hombre sabía que le podía capturar, ¿por qué no se escondía como el primero, o huía como el segundo? Entonces, se apareció ante él, y con curiosidad le preguntó:

- ¿Por qué no me temes? No te escondes y tampoco huyes.

El hombre le miró a los ojos y le respondió :

- El primero te temió, tenía tanto miedo que en lugar de disfrutar pasó angustiado y al final no le sirvió de nada, pues te lo llevaste. El segundo ni se fijó en todas las maravillas que nos rodean, solo corrió y corrió, y cuando estuvo agotado no necesitaste atraparlo, aprovechaste su fatiga para llevártelo.

Como creo que haga lo que haga para esquivarte, tú , que estás desde siempre aquí, me vas a coger. Prefiero disfrutar del tiempo que me concedas para estar en este sendero hasta que decidas que te acompañe. Ahora, vámonos donde quieras.

El monstruo comprendió al hombre, y viendo que era el único que había aprovechado su tiempo, le dejó seguir hasta que llegó al valle, una vez allí le dijo que tenía que acompañarle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres hacer un comentario?