Tras un período de descanso del blog lo retomo con mucha energía.
Esto es porque me ha sucedido algo súbito aunque esperado.
Esta vez voy a hablar más que nunca en primera persona, porque es mi experiencia lo que quiero contar, y porque he aprendido mucho de algo muy pequeño.
Me he quedado sin trabajo.
No es de extrañar, tal y como está el panorama mundial. Era esperado, puesto que tenía fecha de caducidad, pero si ha sido súbito, y por qué no decirlo, lo he sentido (que no digo que lo sea) subrealista.
Cuando me lo comunicaron me lo tomé de buena manera, ya lo esperaba, no había trabajo. Pero esta mañana, cuando he ido a entregar los partes de trabajo es cuando me he enterado de que debía volver a firmar el finiquito, que no había (según la conversación) ninguna esperanza de continuidad. Me he quedado en el sitio, sin reaccionar. ¿Por qué, si ya me lo esperaba? Porque el día anterior en la empresa no me dijeron nada de esto, solo que si ya me habían comunicado que no fuera "mañana". Quien tuvo el desagradable momento de firmarme esos partes, ni me miro a la cara. Y esto me induce a reflexionar. ¿Que nos está pasando?, ¿no somos capaces de hablar?
De inmediato he sentido la necesidad de acudir a pedir una aclaración, sin acritud ni arrogancia, solo por saber si estaban descontentos con mi trabajo.
Este ha sido mi primer error, ¿para qué?, ¿qué más da?, ¿acaso pienso que me iban a decir la verdad?, ¿es que están obligados a darme ninguna explicación?
Mi segundo error, equivocarme de persona, ir a quien he pensado que había tomado la decisión en la creencia, de que si hubiera sido otra persona, me hubiera dicho algo el día anterior, que por lo menos me habría mirado.
Esto es porque me ha sucedido algo súbito aunque esperado.
Esta vez voy a hablar más que nunca en primera persona, porque es mi experiencia lo que quiero contar, y porque he aprendido mucho de algo muy pequeño.
Me he quedado sin trabajo.
No es de extrañar, tal y como está el panorama mundial. Era esperado, puesto que tenía fecha de caducidad, pero si ha sido súbito, y por qué no decirlo, lo he sentido (que no digo que lo sea) subrealista.
Cuando me lo comunicaron me lo tomé de buena manera, ya lo esperaba, no había trabajo. Pero esta mañana, cuando he ido a entregar los partes de trabajo es cuando me he enterado de que debía volver a firmar el finiquito, que no había (según la conversación) ninguna esperanza de continuidad. Me he quedado en el sitio, sin reaccionar. ¿Por qué, si ya me lo esperaba? Porque el día anterior en la empresa no me dijeron nada de esto, solo que si ya me habían comunicado que no fuera "mañana". Quien tuvo el desagradable momento de firmarme esos partes, ni me miro a la cara. Y esto me induce a reflexionar. ¿Que nos está pasando?, ¿no somos capaces de hablar?
De inmediato he sentido la necesidad de acudir a pedir una aclaración, sin acritud ni arrogancia, solo por saber si estaban descontentos con mi trabajo.
Este ha sido mi primer error, ¿para qué?, ¿qué más da?, ¿acaso pienso que me iban a decir la verdad?, ¿es que están obligados a darme ninguna explicación?
Mi segundo error, equivocarme de persona, ir a quien he pensado que había tomado la decisión en la creencia, de que si hubiera sido otra persona, me hubiera dicho algo el día anterior, que por lo menos me habría mirado.
Ahora bien, ¿Estoy ahora preocupada por qué pasará conmigo "mañana"?
No. Absoluta y rotundamente no. ¿Acaso existe "mañana"?
Me he tomado la tarde para mi, quería estar conmigo y me he escapado a donde siempre voy cuando no quiero pensar, cuando solo quiero SER. Y allá, solo "siendo", he observado a cuatro perros jugando. ¿Piensan los animales en qué van a hacer "mañana"? Soy de la creencia que es un concepto que ellos ignoran, es más, no lo necesitan.
Nos preocupamos tanto por el "mañana" que se nos escapa el AHORA en dichas preocupaciones, el asunto es que llega ese "mañana" convirtiéndose en AHORA y continuamos preocupados por "mañana".
He disfrutado de esa pequeñez, ver como jugaban, ajenos al "mañana", ajenos al siguiente minuto tan siquiera, y he decidido una cosa : como dice el personaje interpretado por Toni Servillo en la película La gran belleza, "El descubrimiento más consistente que he hecho tras cumplir 65 años es que no puedo perder tiempo en hacer cosas que no quiero hacer." No he llegado todavía a esa edad, y no tengo la certeza de llegar, volvemos al concepto del "mañana", así que por si acaso, voy a aprovechar el tiempo en hacer lo que sí quiero hacer y ya veremos lo que pasa "mañana".
Vaya. Lo siento. Ya saldrá algo. Arregla lo del paro, vete a un spa, date un capricho AHORA, como tú dices, mañana será otro día. Verás como sale algo. Lo de la puerta que se cierra y se abre una ventana , me ha pasado veinte veces. Y siempre para bien : lo juro. No te conozco de nada pero te deseo lo mejor. Pareces buena persona.
ResponderEliminarMuchas gracias Héctor por tu apoyo y tu comentario. Me gusta la idea del Spa.
EliminarUn abrazo y mis mejores deseos para ti.