6/4/13

Escribir para conocernos.



" "Había una vez un dragón muy enfadado...": así empieza un proyecto de escritura que ayuda a los estudiantes de un colegio de Inglaterra a controlar sus emociones.
Con esta entrada, los jóvenes escriben sus historias que al final de la clase se leen en voz alta y se ilustran.
Este programa forma parte de una iniciativa sobre enseñanza terapéutica que utiliza la escritura creativa para explorar los sentimientos.
El proyecto Young Minds (Mentes jóvenes) se creó a partir de investigaciones que indican que se puede aumentar la motivación de los estudiantes si se les ofrece la oportunidad de explorar sus emociones a través de la escritura, compartiendo el cuento con los demás y haciendo dibujos al final.
También permite a los niños a tomar el control de una situación y cambiar la forma en que manejan las cosas en el futuro.

Una sesión típica empieza con una "actividad mental" que ayuda a relajar a los estudiantes, seguida de una "revisión" de sentimientos donde los chicos se suben a una escalera para mostrar su estado emocional.
Sólo entonces se ofrece el enunciado para que escriban sus historias.
Sentimiento de orgullo
"Creo que escribir es una manera muy buena de decirle a la gente cómo te sientes", le dijo a la BBC Jordan, un estudiante de octavo grado que participa en Young Minds.

Con frecuencia, al final se hace un repaso de las emociones. Es entonces cuando el orientador ofrece un comentario sobre los trabajos.
Esto es muy importante porque valida sus historias y le ofrece a los estudiantes algo de que sentirse orgullosos.
"A través de los cuentos podemos detectar las diferentes emociones con las que tienen que lidiar y las discutimos en grupo", le explica a la BBC la profesora Barnes, instructora del proyecto.
Los chicos que participan en el proyecto aseguran que, en general, el ejercicio es algo bueno porque les ayuda a exteriorizar sus emociones.
Entran con rabia y salen contentos
Cómo la escritura ayuda a controlar emociones
Si se sienten con rabia, queda plasmado en la historia, lo que permite que al final de la clase salgan sintiéndose más felices.
"Me ayuda mucho a controlar mi rabia y las técnicas para tranquilizarme son muy útiles", señala Jordan.
"Si estás molesto, entonces describes a un personaje molesto y eso hace que te sientas aliviada. Y es divertido porque le puedes decir a los demás cómo te sientes", agrega otra estudiante que no quiso decir su nombre.
Si algún estudiante no siente la emoción que sugiere el encabezado, entonces lo pueden cambiar para que coincida con sus sentimientos.
Algunas veces, en casa, los jóvenes deciden dibujar sus emociones utilizando técnicas de expresión de las sesiones.
La vida personal de los colegiales se preserva, pues sólo si ellos quieren es que explican los motivos del enfado, y la historia se desarrolla de la forma que ellos desean. "
Artículo de BBC Mundo

Cuando nos disponemos a escribir, un acto toralmente voluntario, nuestra mente envía una serie de palabras a nuestro conjunto de hombro, brazo, mano y dedos, que estos, ya de manera automatizada, transforman en letras que juntas, dan forma a las palabras.

Pero cuando nuestra mente elige esas palabras en concreto para que las plasmemos sobre el papel o como estoy haciendo ahora, sobre un teclado, no las elige al azar. Siempre conllevan un componente emocional en sí.

En esto se basa una parte de la grafología (ver artículo de "Escuelas Creadoras"). Nuestras emociones, nuestros miedos, nuestro arrojo, quedan plasmados sin saberlo en cada palabra, en cada gesto, en los espacios blancos que dejamos en la hoja al escribir, en los márgenes que dejamos tanto superior-inferior como izquierda o derecha, incluso, en cada letra (inductiva alfabética). Y por supuesto, en nuestro rasgo más personal, el que hemos elegido, el que hemos practicado hasta dar con él, porque nos gusta, porque nos sentimos identificados con él: hablo de nuestra firma. Como dijo Max Pulver : "La firma es una biografía abreviada"

En el artículo expuesto, a los estudiantes se les permite acceder de manera consciente a sus sentimientos para que los plasmen sobre el papel, si cuando escribimos un texto, no somos conscientes generalmente de nuestras emociones, en este caso sí, con lo cual, en el análisis grafológico de la letra de estos alumnos, quedarán totalmente expuestas estas emociones, además de lo que ellos dicen, que debe ser sincero, se revelará la certeza de lo que están contando, o si por el caso contrario, están camuflando algún sentimiento sobre el cual no están hablando, o quizás, alguno que no estén interpretando o reconociendo.

La escritura permite sacar todos sus sentimientos, para hacerlos conscientes, y una vez que hacemos nuestras emociones conscientes, podemos analizarlas, evaluarlas, sopesarlas y redirigirlas. O simplemente, dejar que fluyan, siempre que no tomen ellas las riendas.

Un buen ejercicio que no sólo es válido para estudiantes, no estaría mal que todos lo pusieramos de vez en cuando en práctica. Pero de nuestro puño y letra, sobre el papel porque es la única manera con que vamos a sacar todo lo que llevamos dentro. Y aún para los neófitos en esta técnica, una vez hecho, podemos compararla con otra escritura nuestra, y valorar los cambios que hemos experimentado en nuestra caligrafía. Veremos sin duda, que son muchos.

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