La profecía autocumplida es un efecto logrado por el pensamiento respecto al futuro. Para evitar malentendidos aclararé que no tiene nada que ver con la esotérica, sino que se basa en el experimento de Robert Rosenthal (psicólogo de la universidad de Harvard) y Lenore Jacobson en los años sesenta. También se le conoce como Efecto Pigmalión.
Dicho experimeno consistió en practicar una prueba de
inteligencia a niños en un colegio con el falso nombre
de “Test de Harvard de Adquisición Conjugada”, diciendo que la prueba mediría la capacidad intelectual naciente, cuando,
en realidad sólo probaba algunas aptitudes no verbales. Según los resultados, los estudiantes serían agrupados diferentes niveles -superior, medio e inferior- de acuerdo a su inteligencia.
Una vez concluída la prueba, Rosenthal decidió seleccionar al azar a un veinte por ciento de los alumnos que la realizaron sin importarle los resultados obtenidos. Después comentó a los profesores que ese veinte por ciento correspondía a quiénes habían logrado entrar en la categoría de nivel superior.
Al finalizar el año, se midió el coeficiente intelectual y académico de los niños, comprobando que este grupo perteneciente al veinte por ciento elegido al azar y clasificado como grupo superior había mejorado con diferencia su rendimiento con respecto a sus compañeros calificados como grupo medio o inferior.
Con lo cual, la conclusión del experimento fue que las expectativas de los profesores respecto de sus alumnos “más capacitados” generó en ellos el interés suficiente para que estos alumnos progresaran en su rendimiento. Comprobando con esto la importancia de las expectativas tanto propias y como ajenas en nuestro comportamiento.
La profecía autocumplida significa que si nosotros creemos que no podemos, tendremos razón, y si los demás deciden que no somos capaces y nosotros elegimos creerles, también tendrán razón. Por esto es vital que creamos y esperemos siempre lo mejor en cualquier situación. De la misma manera debemos creer que lo que los demás piensen de nosotros no importa, porque si le damos importancia, les estamos otorgando el poder sobre nuestro destino. Para ser más libres, debemos elegir nuestras propias creencias, crear nuestras propias expectativas y ser constantes y perseverantes. Si la primera vez no nos funciona, puede ser debido a los paradigmas que tenemos asimilados de manera inconsciente, pero a medida que vayamos creando nuestras expectativas, sin importarnos las de los demás sobre nosotros, entonces estos paradigmas se irán cayendo al comprobar que no tienen por qué ser nuestra única verdad..
Es importante insistir en que nuestro cerebro no concibe la negación, el cerebro no entiende el NO. Si yo te pido ahora que NO PIENSES EN UN OSO BLANCO lo primero que visualizarás en tu mente será el oso blanco. Es lo mismo que si te repites "no me voy a perder, no me voy a perder", lo más probable es que acabes en un sitio distinto al que quieres llegar ¿Por qué? Una profecía autocumplida.
Fotografía de Tollers |
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