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Rasgos inamovibles de la escritura.

Nuestra manera de escribir es una huella digital de nuestra personalidad.

Aún existiendo similitudes entre la escritura de varias personas, siempre hay detalles que las distinguen.

La presión de la escritura es uno de esos rasgos, cada persona imprime sobre el papel una presión que responde a su naturaleza y aunque conscientemente pueda variarla,  en cuanto se presente a lo largo del escrito la parte inconsciente, aparecerá. Este gesto, además es imposible de imitar, si bien a simple vista podamos observar una presión parecida entre dos escritos, bajo el microscopio seremos capaces de diferenciar una de otra.

Lo mismo sucede con los debilitamientos, los temblores, los empastamientos o las torsiones, son característicos de cada persona. Habrá que observar que no se deban a un fallo del útil que suelte mal la tinta, no obstante, esto es fácil de valorar, puesto que si se deben a la persona siempre aparecerán en la misma letra y en la misma parte de su trazado, repitiéndose cada vez que aparezca esta. 

De igual manera ocurre con la dirección de líneas, aunque la persona sea consciente de su tendencia a dejar caer las líneas y trate de controlarlas, se puede observar perfectamente este intento de control, de que no estan rectas de manera natural, y con el transcurso del escrito, este dominio desaparecerá dejando ver que las líneas descienden. 

Hay más aspectos de estos gestos-tipo en la letra que el grafólogo o el perito tienen en cuenta a la hora de realizar la valoración de un escrito. Sirvan estos de entre todos los que observan como ejemplo de rasgos inamovibles.

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